Cuando enfrentamos un proyecto nuevo o existente, tenemos muchas variables que si no se estudian a detalle, pueden convertirse en un dolor de cabeza para el cliente. Los proyectos requieren algo más que una fachada o una estética exterior. Un arquitecto está especialmente capacitado para enfrentar los retos del diseño, que lo obligan a pensar, inventar y evolucionar en ideas muy creativas y útiles que convierten ese trabajo en un mundo de posibilidades para cada cliente. Afrontamos el proyecto desde todos los puntos de vista, pensamos en la viabilidad, costes, detalles, funcionalidad, sustentabilidad, estética y espacialidad. Todo esto se traduce en que el cliente ahorrara todos los costes que se generan cuando se hacen proyectos arquitectónicos malos y sin ayuda de expertos. Podemos resumir la importancia de contratar un arquitecto en:

+ Somos capaces de interpretar espacios y ver en ellos las posibilidades, aunque para los demás no parezcan lógicas o viables. Esto se traduce en muchas más posibilidades de uso de un mismo espacio.

+ Vemos las posibilidades de cada espacio, optimizando su uso mediante un ordenamiento de sus funciones que se convierte en algo muy útil para el cliente.

+ Tenemos una capacidad producto de la experiencia de ver hasta en el más mínimo detalle una posibilidad de mejora en cada elemento del proyecto, desde acabados, formas, colores, etc.

+ Nuestro conocimiento sobre normativas, estructuras, seguridad e instalaciones nos convierten en un elemento crucial a la hora de conocer las limitaciones que tiene cada proyecto.

+ Por último, contratar un arquitecto no se traduce en un proyecto costoso, debido a lo explicado anteriormente, tenemos la capacidad en base a nuestra experiencia y habilidad de optimizar cada proceso del trabajo, desde el diseño del proyecto hasta la ejecución del mismo. Incluso el rendimiento del obrero a la hora de construir. Recuerda, lo barato suele salir caro.

Un arquitecto cuenta con la formación necesaria, la experiencia e imaginación para llevar a cabo tareas tan importantes como diseñar, construir, reformar e incluso reinventar cada proyecto. La labor de un arquitecto no solo está basada en diseñar, calcular, construir, dirigir, supervisar y asesorar cada detalle, si no que cumplimos funciones sociales, culturales, económicas, ambientales y estéticas durante nuestra intervención en los espacios urbanos. Proyectamos para el ser humano, por lo tanto influimos directamente en todos estos aspectos que se vuelven parte de la vida cotidiana de cada persona.

Un arquitecto puede realizar cualquier tipo de proyecto que involucre espacios que puedan ser usados o habitados por el ser humano. Esto incluye todo tipo de viviendas, espacios de trabajo, lugares de esparcimiento y ocio, hospitales, aeropuertos, edificios de distintos usos públicos, industria, zonas mixtas, parques, etc. 

El profesionista puede realizar tu proyecto, construirlo, reformarlo, supervisarlo y dejarlo funcionando. Como profesionistas que trabajamos en un ambiente multidisciplinario, la capacidad de realizar tal variedad de proyectos es un reto constante en nuestra profesión y una inspiración inagotable tanto para el propio diseñador como para los expertos en diferentes áreas como estructuras, instalaciones, energía, etc.

Debido a la ingeniería y profesionalidad que debe tener cada proyecto, el cliente debe contar con un proyecto topográfico completo, este debe contener toda la planimetría y altimetría del terreno de forma detallada.

También el cliente debe tener un estudio de mecánica del suelo del predio a edificar. Este estudio es fundamental para poder conocer las características del suelo, su resistencia a la compresión, etc. 

En ambos casos, los estudios arrojaran la información necesaria para diseñar y construir cualquier proyecto con una precisión milimétrica y con un diseño estructural adecuado para el tipo de suelo, esto se refleja principalmente en ahorro de costes y una seguridad estructural de la obra a construir. 

Hay que destacar que si no se dispone de estos estudios y el cliente no tiene la posibilidad de obtenerlos, el equipo de arquitectos siempre podrá, mediante un coste extra, realizar estos estudios con los especialistas indicados. En todos los casos, es fundamental que el cliente muestre documentos que acrediten la propiedad del terreno y/o inmueble donde se realizara el proyecto.

La idea conceptual es el origen de cualquier proyecto, es una etapa donde la creatividad e imaginación desarrollan gran parte de la idea generadora que más adelante se convertirá en un proyecto más pulido e identificable para el cliente. Este se llamará anteproyecto y en él se pueden visualizar todas las plantas arquitectónicas, fachadas y secciones del proyecto.

Ambas etapas pueden ser si es necesario iterativas, es decir, el cliente puede retomar la idea original o pedir nuevas ideas generadoras sobre las cuales trabajar y desarrollar un anteproyecto que cumpla todas las expectativas y necesidades del cliente.

Como cliente, creemos que debes ser un participante activo en el proceso de diseño. Los arquitectos sentimos la necesidad de cumplir todas las expectativas de los usuarios y es trascendental obtener las mejores ideas de cada cliente. 

Para lograr estos objetivos, el arquitecto estará en constante contacto con cada propietario mediante un proceso comunicativo que incluye reuniones para ver croquis, conocer gustos, preferencias, requerimientos, presupuesto. Esto es fundamental y deben realizarse tantas veces sea necesario para mantener el proyecto siempre en el camino adecuado. El cliente también debe mostrar cualquier preocupación sobre cada aspecto del proyecto, de tal forma que puedan ser corregidos en etapas tempranas del diseño y así lograr juntos que se alcancen todas las metas que se pretenden obtener en el diseño final.